Esta familia, también conocida como especiada o ambarina, hace referencia a los olores, sabores, colores y paisajes de Oriente. Una línea de fragancias lanzada a principios del siglo 20 con carácter sensual, embriagador y elegante.
Los aromas orientales hacen recordar especialmente a las especias exóticas. Elaboradas a partir de aceites balsámicos, vainillas y resinas, especias (clavo, pimienta, cardamomo), plantas (jengibre, cacao, regaliz), maderas exóticas (sándalo), tabaco, ámbar y almizcle, en algunos casos acompañados de ingredientes como la vainilla y haba tonka o acompañadas por flores exóticas. Generalmente se integran con acordes aromáticos o cítricos.
Las fragancias pertenecientes a esta familia suelen ser creaciones muy intensas, sensuales, cálidas y dulces, creaciones que evolucionan con la temperatura corporal y a lo largo de su uso.
Los orientales son perfumes seductores y voluptuosos, adecuados para usarlos como perfume de noche. Su aroma es intenso y duradero, especialmente en las notas de base.
Esta familia nace en 1882 con la creación del perfume ‘Fougére Royale (Houbigan)’ y al igual que los perfumes de la familia Chypre, las fragancias pertenecientes a esta familia no tratan de reproducir solamente el olor del helecho (francés-fougère), sino más bien evocar el ambiente de un bosque.
Se trata de fragancias que parten de una misma base combinada creada con notas de lavanda, musgo, encina, maderas y bergamota.
Las fragancias pertenecientes a esta familia suelen ser tradicionalmente masculinas y de aromas húmedos y frescos, aunque los primeros perfumes de este tipo fueron creados para mujer. Son perfumes aromáticos, profundos, con notas verdes. Su carácter es intemporal, su aroma desprende energía y confianza.
Casi siempre, un Fougère contiene lavanda y musgo de roble. También suelen tener notas de geranio, vetiver, bergamota y cumarina.